Reconocer la pócima original de nuestro mensaje es de gran ayuda para traer más claridad a él, para reconocer nuestras fortalezas, vulnerabilidades y reencontrarnos con nuestra impronta más creativa. Te comparto 3 aprendizajes de mi camino para encontrarla.
Cuando soñaba con ser profe y periodista no tenía gran idea de que se trataba, solo sabía que quería un mundo diferente y me parecían buenos caminos para hacerlo. Pero también quería ser escritora, empresaria, artista y bailarina de salsa y bachata Estudiar una carrera y también darme la chance de explorar todo lo demás (desde yoga a publicar un libro de poesía) me amplió la perspectiva hacia adentro y luego hacia afuera
Así fue que llegué a este punto donde logré el balance que me llevó a la libertad de hacer lo que más me llena más allá de la etiqueta que tenga: ayudar a otras mujeres a que se animen a la potencia de su mensaje, a que saquen su voz al mundo, sin culpas por disfrutar de su trabajo.
La teoría de mi formación académica no sería nada sin haberla integrado con otros saberes y prácticas que me conectaron con mi cuerpo y mi espíritu.
Si me preguntaras mis 3 aprendizajes más importantes para encontrar la alquimia de mi mensaje serían estos:
📍 No te bloquees con el nombre que tenga el estudio u oficio que hiciste o el puesto que tenés. Solo es un título, tu mensaje no está ahí, observá también tu experiencia y lo que te mueve el alma.
📍 Abrite a la experiencia de verdad, en todo hay un aprendizaje latente y eso es más valioso que cualquier nombre que le quieras dar a lo que hacés.
📍 Ir al siguiente nivel puede doler, ser confuso, pero si sentís entusiasmo aunque haya una pizca de miedo luego verás que valió la dicha atreverse. Se llama transformación.
Nuestro mensaje para compartir con el mundo no es algo que escribimos en un papel, es mucho más potente que eso-
¿Vos encontraste la alquimia única de tu mensaje?