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Día a día nuestra principal atención está puesta en todo lo que tenemos que hacer. ¿Qué espacio dejás para solo Ser?

Con el tiempo logré flexibilidad horaria, más tiempo para mí, mi familia y amigas, dejar de trabajar en espacios nocivos pero seguía estando estresada y agotada al final del día. A pesar de haber logrado muchos de mis objetivos laborales seguía deseando la llegada de las vacaciones o el fin de semana, a veces con desesperación. No lograba “cortar” ni desconectar aun desconectando.

Recuerdo unas vacaciones soñadas que había planeado con mucha ilusión y estar los primeros dos días sin saber dónde estaba. Mi cuerpo estaba de vacaciones pero mi mente seguía cargando con asuntos del trabajo, con noticias de temas terribles que ocurrían por esos días en el mundo y con temas para resolver a mi regreso. Decidí que tenía que ir más allá, fue mi límite. Era como que mi cuerpo había frenado pero mi mente no se había enterado y tuve que esforzarme para que lo haga.

¿Qué hice?

  • – Comencé a registrar mi ciclicidad, mis niveles de energía. Tanto de mi día a día como de mi energía durante el mes y el año. Me sirvió para ver en qué momento
  • – Comencé a dejar (más) espacios en blanco en mi agenda, sin planes (tampoco tareas del hogar) para hacer en ese momento.
  • – Bloqueé espacios de desconexión de la tecnología digital, pues trabajo con ella y me encanta entonces se me hacía difícil “soltarla”.

Este es un gran momento del año para que comiences a hacer ese registro porque todavía tu atención no se dispersó en las urgencias que van apareciendo en el día a día. Así que si te pasa algo parecido podés arrancar con esto:

– Revisá cuál es tu momento del día de mayor y menor energía para buscar acomodar tus actividades más exigentes ahí. Nuestra energía tiene picos más altos y más bajos, en los más altos podés hacer esas tareas que requieren tu mayor concentración o fuerza física, en los otros podés hacer tareas más mecánicas o automáticas.

– Dejarte al menos 15 minutos diarios sin hacer nada (no, tampoco pasear por Instagram). Dejamos ir más de 15 minutos al día en actividades que no nos suman pero nos cuesta un montón reservarnos 15 minutos de quietud absoluta. ¿Para qué sirve hacer nada? Para que tu cuerpo y tu mente se comuniquen con vos. Es un gran momento donde vas a detectar si tu respiración está acelerada, en dónde están tus pensamientos, en el grado de tensión de tu cuerpo.

– Dejarte al menos 15 minutos diarios sin uso de pantallas de ningún tipo. Por lo menos reducí los estímulos lo más posible. Las pantallas no son tan ingenuas como parecen. En esos minutos que estás scrolleando el celular para pasar el rato, sin ningún fin específico, estás recibiendo un montón de información que aunque no la leas tu cerebro la registra. Si después de estar un rato en redes sociales a pesar de haber hecho en apariencia “nada” te sentís cansada, es por eso. Tu cerebro estuvo activo todo ese tiempo.

Si prestaste atención a este posteo, cada recomendación consiste en dejar de hacer cosas, ¿por qué? porque estamos en una época donde nuestra cultura privilegia el hacer, incluso disfrazándolo de momento de ocio. Ocupándote solo de Ser, verás como poco a poco comienza a haber más calma y presencia en tu vida.

Si querés ir más allá con este camino te espero en mis mentorías de Slow Living y Comunicación Consciente

Un gran abrazo antiestrés, Luz Luján 

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