Te esmerás por hacer de tu producto algo único, con espíritu, seleccionás los materiales con amor, diseñás con todas las ganas pero tenés la sospecha de que no es todo.
Crees en lo que hacés, volvés a elegir el camino sostenible cada día. Hay algo que no funciona y no sabes qué. Hasta que lo reconocés: hay miles de marcas, la industria es enorme, no sólo eso, a vos se te dio por ser sostenible. Suena desalentador, pero ahí está la clave de tu diferencia.
Hacer una marca respetuosa del entorno socioambiental implica contemplar qué materias primas usar o las condiciones laborales de nuestro equipo y además qué tan sincero y transparente es nuestro mensaje y los modos de hacerlo llegar.
¿Pensaste que tal vez que armar campañas tradicionales puede no funcionar para tu proyecto? Diferenciarse es necesario en un doble sentido: distinguirse de otras marcas y además distinguirse por la elección de base, el respeto socioambiental.
Lo tuyo es conciencia socioambiental, no hace falta que lo promociones a cada minuto pero en algún lado ese dato debería aparecer. No se trata de hacer campañas de colecciones en medio del campo, abrazando árboles o de hacer vestidos con tapitas de gaseosa. Puede ser una buena idea lo del vestido de tapitas, no lo sé, pero el enfoque debe estar en dar con los canales y el tono adecuado con el que tu público empatiza. Es vital encontrar una armonía entre fabricación, promoción y consumo, generando un ciclo muy distinto a la linealidad vertical a la que estamos acostumbradas. Las marcas sostenibles no producen colecciones al mismo ritmo que el resto de las marcas y cambiar el chip en la búsqueda de la novedad y el impacto en nuestros clientes es vital.
Es cuestión de encontrar el pulso propio que sintonice con el público que está buscando tu marca sin saberlo. Quién busca moda sostenible no está detrás de los anuncios de Facebook de botas con descuento o las ofertas de fin de temporada que se cruzan en Instagram.
De la misma manera que no sirve utilizar las estrategias tradicionales para las marcas de moda sostenible, tampoco sirven los patrones clásicos de trabajo. Esto no quiere decir que hay que inventar un mundo nuevo, nuevas estrategias comunicacionales y productivas, más bien se trata de reinventarlas, con las transformaciones y el tiempo que esto conlleve. Los modos de producción actuales están pensados para un fin específico: la producción masiva en serie.
Si bien agiliza la producción tiene las consecuencias negativas que ya conocemos, entonces, entendiendo sus limitaciones, es posible resignificarla, pensar otra relación con proveedores de materias primas o complementos, con empleados/as y socias/os y otros modos de producir. Retomando la idea del ciclo natural circular, la producción recupera su aspecto más humano.
Cada plan de comunicación tiene que tener como resultado, entre otros objetivos, crear ingresos para que tu negocio se consolide y para que puedas pensar en cosas más creativas que saldar deudas. Esto debería ser un pilar innegociable, porque también se trata de demostrarnos socialmente que es posible generar ingresos sin destruir nuestro planeta.
Los últimos años fueron testigos de que si bien como humanos seguimos causando daños irreparables, hay una porción importante de la población que encontró otros modos de existir más amables, sin necesidad de irse a vivir a una cueva en la montaña.
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LUZ LUJÁN – 2024 – 
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