Hace tiempo que quiero compartirles algunos perfiles recurrentes que llegan con consultas. Y arranco con este porque es uno de los más comunes aunque no lo crean.
Es la típica persona responsable que todo el mundo halaga pero no ven, o no quieren ver, cuánto sufre y sacrifica por que todo “salga bien”. Y ahí está gran parte del asunto, hay mucho que no dice, que se guarda, que no sabe cómo canalizar.
La Diplomática
⚡️Es organizada, estudió bien el contexto, escucha a todos y siempre se adelanta a lo que hay que hacer, pero hay momentos en los que explota por dentro y se estresa seguido. Su energía se va por un caño con el trabajo.
⚡️En el fondo tiene terror a los conflictos, muchas veces se toma lo que ocurre en el trabajo como algo personal y los problemas como un ataque a su valor personal. Le cuesta delegar o los demás confían en que ella lo resolverá. La “diplomacia” es su estrategia para evitar el caos aunque se calle muchas cosas. Finalmente evita el conflicto pero a un costo bastante alto.
Cómo solucionarlo depende mucho de cada historia y camino, de las herramientas que disponga cada una, no hay una fórmula mágica estándar. Pero sí tiene un gran valor pensar qué pasa con la idea de conflicto y con la posibilidad de hablar de lo áspero. También qué pasa con el valor otorgado a otras áreas de nuestra vida que no son el trabajo y del sentido de la responsabilidad.
La Diplomática es muy útil al sistema laboral porque siempre “hace de más”, pero es poco útil a sí misma porque pocas veces se prioriza. Así que hacer de más no siempre es sinónimo de felicidad y de éxito. Observar y ser amables con sí mismas es un gran pequeño primer paso.
¿Se reconocen ahí o alguna vez se sintieron ahí? Ojo, se puede seguir siendo diplomática pero desde un lugar mucho más contenedor para nosotras mismas.
