En paralelo a las búsquedas propias responsables y conscientes, sirve la llamada de atención a quienes están del lado del consumo. Educar sobre tipos de materiales o qué es la huella de carbono, por ejemplo. Promover en él la inquietud es parte de nuestra tarea.
Como consumidores responsables, el foco debería estar puesto en compras pensadas y sentidas, con el menor impacto ambiental y social. Y desde el lado emprendedor, la tarea es colaborar fuertemente en educar al público, muchas veces la negligencia pasa por la ignorancia y no por el desinterés.
La información es todo, pero es nada si no la comunicamos. El asunto es, ¿cómo educar al público sin aburrir o espantar en el intento?
- Ponerle rostro, nombres, al proceso de nuestro trabajo para transparentarlo. Las personas empatizamos mejor con personas que con cosas. Hay muchas excusas para compartir sobre quiénes trabajan con nosotros: cumpleaños, reuniones de equipo.
- Mostrar el behind the scenes, al público le encanta sentirse parte. Mostrar lo que ocurre tras bambalinas no solamente es una manera de mostrar el proceso sostenible, sino también de involucrar emotivamente a nuestros clientes con la marca.
- Educar sin drama: elegir historias y mensajes desde el humor, la informalidad colaboran en bajar las alarmas. A las personas no nos gusta que nos señalen lo que hacemos mal. Busquemos recuperar lo más humano del compartir.
- Datos: los datos son grandes herramientas para comunicar y nos llaman la atención. Pero, algo importante: chequear ese dato con las fuentes correctas.
Si querés educar a tu público sin convertirte en una maestra ciruela y la creatividad se acaba, escribime a hola@tapiocablu.com.ar y trabajemos juntas