Vivir a mil nos anestesia, nos adormece, hacemos sin pensar, sin sentir, sin sentirnos. Tal vez hace tiempo nuestro cuerpo, todas esas cosas que no funcionan o deberían hacernos felices y no lo hacen nos están diciendo que paremos, que nos prestemos atención.
La mente acelerada nos cuenta historias dramáticas que rara vez se hacen realidad si sabemos darle descanso a tiempo. Hay otra voz en tu cuerpo y no es la de tu mente la que también te habla, y la lentitud es el regalo para que aprendas a escucharla.
Algunos de los beneficios son:
- Vivir más presente
- Tomar decisiones con mayor claridad y lucidez
- Cultivar recuerdos más vívidos
- Desapegarnos del resultado de lo que hacemos
- Reconectar con pasiones e intereses olvidados
Escucharse es de valientes, porque nuestra voz es tan original, única e irrepetible que muchas veces le tenemos miedo. Porque hacerle caso puede implicar hacer algo contraituitivo o que no suena muy coherente o responsable. Pero, una vez que le abrimos la puerta y la escuchamos ya no hay vuelta atrás, y lo más lindo de eso es que no conozco a nadie haberse arrepentido de haberla oído.
Conectá con tu corazón, aceptá tu verdad, escúchate.